Caña: Smith Dragonbait Seabass
Carrete: Shimano Stradic 3000
Señuelo: Searock
Otra diferencia con el río es que no vamos sacando línea mientras hacemos falsos lances. Ahora, antes de lanzar, sacamos los metros de línea que vamos a usar. Es mejor empezar en corto e ir añadiendo en sucesivos lances. Para que lo veáis, antes del primer lance saco línea y la dejo en el suelo. Seguidamente la meto en la cesta empezando, importante, por la parte más cercana al carrete. Esto evita enredos al salir después ordenada, primero la cabeza y después el running. Una vez hecho esto …. ¡al turrón!.
Lo dicho, al principio lances cortos para prospectar las zonas cercanas, justo detrás de la rompiente. Cuando quiero llegar más lejos, con la línea recién lanzada y antes de empezar a recoger, saco los metros necesarios y los deposito en la cesta para ganarlos en el siguiente lance. No muchos (2 o 3) por lo que he contado antes de los enredos.
Minimizar los falsos lances. Vuelvo a recordar que no estamos en el río con una caña del #4 y una mosca microscópica. No podemos estar abanicando la caña toda la mañana. Truco: aprovechar el agua para cargar la caña. Sería la primera parte de una doble tracción. Los últimos 6 o 7 metros de la recogida suelen ser improductivos (ojo, no siempre) porque nos quedamos sin agua, así que los usamos para empezar el lance trasero. La resistencia del agua nos ayudará a cargar la caña. En el lance trasero deslizaremos un par de metros más para sacar toda la cabeza lanzadora y ejecutaremos el segundo golpe de tracción. Suficiente para un lance más que decente.
Esta técnica viene muy bien en lugares que tengamos obstáculos detrás, generalmente acantilados o rocas. Aprovechar también que generalmente estamos algo elevados para hacer un lance oblicuo, es decir, en el trasero “apuntar” algo hacía arriba. Ganaremos algún metro más y golpearemos menos moscas.
Otra alternativa para estas situaciones pueden ser los lances rodados, como arranque o directamente como lance final.
Si vamos a lanzar más largo, o vemos que no estamos convencidos que con lo anterior tengamos bien cargada la caña, con otro falso lance debería ser suficiente. Ya depende de la habilidad de cada uno y de las circunstancias del lugar, pero recordad que los peces están en el agua y no en el aire.
Movimiento. Cuando cambio de postura, salvo que me mueva unos pocos metros, y aunque es un coñazo es mejor recoger toda la línea en el carrete y poner la cesta en la parte trasera.
Por dos motivos. Seguridad, ya que andar con la cesta por delante, sobre superficies irregulares, es cuando menos arriesgado. Y segundo, porque al movernos con la línea dentro de la cesta acabará cruzándose y en el siguiente lance tendremos seguramente un lío (bastante más coñazo).
Clavado. No tiene mucho misterio porque habitualmente se clavan solas. La apariencia real de la mosca y sobretodo la naturaleza blanda de sus materiales harán que en bastante ocasiones esta acabe bastante profunda en su boca. Con aguas claras o moscas de superficie se llega a ver al pez y como coge la mosca, pero normalmente se nota un parón o enganchón. Para asegurar el clavado, al tener la línea entre los dedos, tiraremos de ella. La tensión será mayor y el clavado más efectivo que solo con la caña, que seguramente por instinto también levantaremos.
Pelea. Proporcionalmente tiran más que a spinning. Porque pueden cerrar la boca, porque el equipo es más ligero, por lo que sea, pero tiran más. Aconsejo pelear con el carrete. De esta manera se libera la cesta de línea y la podemos colocarla a la espalda. Esto nos da mejor control del pez y ante todo seguridad si tenemos que movernos por las piedras durante la pelea.
El problema viene con la línea que normalmente ya hemos recogido antes de enganchar el pez y que tenemos en la cesta. Lo mejor es que el pez se la lleve, controlando su salida con los dedos contra la empuñadura, hasta que vacíe la cesta y podamos usar el carrete. Pero si la zona es complicada, con rocas donde se pueda enganchar o rozar, pararemos la salida ejerciendo más presión con los dedos y aprovechando los parones para bobinar. Cuando consigamos tener toda la línea recogida ya podemos empezar a actuar con el carrete. Con el freno como arma principal y con la palma de la mano en los momentos que queramos más control. Cuidado con los golpes de la manivela, ya que al estar fija a la bobina gira con ella.
Para sacar el pez del agua, una vez cansado, lo más práctico es vararlo en la orilla para no forzar el equipo.
Bueno y eso ha sido todo el rollo. No me queda más que desear a los que lo intenten buenos golpes de manivela.
Hace tiempo que deje de llevar bobinas de repuesto para la línea. Antes de bajar al pedrero compruebo las condiciones con las que me voy a encontrar y elijo la línea: flotante o intermedia.
Flotante si está bastante parado, que me va a dejar pescar la mayor parte del tiempo con moscas de superficie, y la intermedia si hay algo más de mar. Con estas últimas se evita bastante mejor el arrastre de las olas, cargan la caña más rápido y deslizan mejor para lances largos. Además siguen permitiendo usar moscas flotantes.
Las hundidas rara vez porque habitualmente se necesitan zonas de bastante calado para usarlas, así que las dejo para pescar desde embarcación donde tienen más opciones.
He dicho caja de moscas porque no hace mucho eran “cajas”. Defecto profesional del río y las truchas, pero en el mar no tiene mucho sentido cargar con 100 moscas cuando vas a usar, a lo sumo, media docena. Con las de confianza, que cubran superficie y hundidas, unas grandes y otras más pequeñas y en varios colores suficiente. Una caja. Incluso a veces media docena de moscas en el bolsillo del vadeador son suficientes para jornadas cortas.
Postura. Una vez abajo sin prisa. Seleccionar el punto de lance pensando en que podamos dar con los peces pero sin olvidar la seguridad. Hay que tener en cuenta que tenemos que acercarnos bastante más que a spinning y las retiradas son más complicadas. Dejar pasar algunas olas antes de posicionarnos para ver que pasa. Este tiempo se puede aprovechar para revisar el equipo, el bajo, poner los pelos de la mosca en su sitio y empezar a pensar donde la queremos poner. También es importante que la postura nos permita el lance con cierta comodidad y que, en el maravilloso caso que enganchemos un pez, tengamos opción de sacarlo. Una caña de mosca ni arrastra ni levanta como una de spinning.
Bueno, otro día más, de como lanzar, clavar y pelear bonitas lubinas.