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miércoles, 25 de junio de 2008

Visita a Asturias


Tres amigos astures, un alicantino y tres vascos nos reunimos el 21 de junio para pasar juntos el fin de semana pescando lubinas. Se trataba de Nacho, Pedro, Pablo, José Miguel, Raúl, Manolo y yo.

Nos recibieron muy bien. Nada más llegar, después de quitar el reseco que deja el viaje con una cerveza fresquita, nos fuimos a cenar a una sidrería. Como es habitual en éstos casos, la sesión sidrera se alargó un poco más de lo deseado y nos quitó bastante del poco tiempo de sueño que disponíamos.

Al día siguiente, madrugamos ya que habíamos quedado con Pablo con que las primeras luces nos la dieran en el pedrero. El desayuno se alargó por las ganas de charla que teníamos y cuando llegamos a la zona elegida ya había amanecido hacia rato.

Nos separamos en dos grupos. Uno se fue hacia la izquierda y estaba compuesto por Pablo, Pedro, su esposa Mónica y Manolo. El otro, con Nacho, José Miguel, Raúl y yo, se encaminó hacia la derecha. Nos situamos en un tramo, los cuatro de nuestro grupo, del que no podíamos seguir para adelante porque la marea (aún alta) cerraba el paso. En éstos puestos estuvimos aproximadamente una horita durante el cuál salieron tres pequeñas lubinetas. Primero fue José Miguel el afortunado en sacar una lubineta con un jig de bucktail, luego Raúl con un patchinko y, más tarde, yo con un Senko (vinilo de Gari Yamamoto). Una vez pudimos pasar a la otra playita José Miguel dio con un puesto en el que sacó dos lubinas en los dos primeros lances. Una se acercaba al kilo y la otra pequeñita.




Tras José Miguel, el turno fue para Nacho con otra pequeña pescada con un paseante. Después, saqué yo otra con un Reef Pencil junto a otra de Raúl. Continuamos explorando con tres más para José Miguel y dos más para Raúl.

A las 11:00 am nos juntamos con el otro grupo en el que el único afortunado fue Manolo habiendo sido agraciado con una bonita lubina de 1,6kg. pescada con un Z-Claw Original (paseante de Zenith).

Después de ducharnos fuimos a comer y sesión de sidrería por la tarde. Nos retiramos al Hotel prontito para poder madrugar al día siguiente, que no deparó nada especial. Solamente pudimos pinchar 4 lubinitas (2 Pablo, 1 José Miguel y 1 yo) y 2 agujas (Pablo y Manolo). A las 10:00 am nos retiramos a hacer el "amarretako" de rigor, regresar al hotel y, después de una duchita, ponernos en camino para casa con la promesa de que la próxima hacerla en el Mediterráneo y con peces mayores.

El pez de bronce.


Ésa mañana de primeros de junio salimos (Miguel, Manolo y yo) antes de que amaneciera con el punto de mira puesto en la pesca de alguna corvina que mereciese la pena.

Llegamos a la zona elegida un poquito antes de que las primeras luces hicieran acto de presencia. Preparamos los equipos, los señuelos y comenzamos los lances. Las grandes esperanzas de tener algunas picadas que habíamos depositado en esos primeros momentos del día dieron paso, poco a poco, a que entre nosotros ganase terreno la creencia de que la jornada no se diferenciaría de otras tan negativas y tan frecuentes como las que llevamos éste año 2.008. Tan solo la picada de una lubina kilera al engaño de Miguel rompió la monotonía.

A eso de las 8:30 am llegó el llamado equipo "cubanito" del Nayuma (Oscar, Danel y Aitor) después de haber descansado bien durante toda la noche y vacilando, diciendo que ellos sabían a qué hora picaban las corvinas y que ésa hora había llegado con ellos. Su primera deriva tampoco fue positiva.

Entre tanto, en la costa se habían apostado numerosos pescadores con sus respectivas cañas en espera a que diese comienzo el concurso de pesca al que habían acudido. Esto fue a las 9:00 am con el lanzamiento de un cohete. Momento en que aprovecho Oscar para lanzar un desafío a nuestra embarcación. A ver qué equipo pescaba más, el Nayuma o el Lauteilatu. Como primera condición pusieron que no valía la lubina pescada antes de que ellos aparecieran en la zona.

Al poco de esto, Miguel grita - ¡Oker! ¡oker! - y parece que es buena. La pelea no dura mucho, unos tres minutitos, pero la pieza era bonita, una corvina de 3,96kg. pescada con hilo de 15lb. y un vinilo. Una vez que el pez estuvo en el barco cambió la cara de Miguel. Pasó de la seriedad a la alegría. Manolo y yo tampoco nos quedamos atrás y esto nos animó mucho.



En la siguiente deriva tuve una picada y conseguí sacar una corvina pequeña, de apenas 1,5kg. con otro vinilo. Luego, le tocó otra vez a Miguel ser el que sacase otra de unos 2,1kg.. Manolo, luchaba con sus entrañas para no lanzar un grito al cielo por la mala suerte que estaba teniendo. Tenía picadas pero no lograba enganchar ninguna.

Mientras, el otro equipo tuvo sus oportunidades habiendo, Danel, aprovechado las suyas. Pescó una lubinita (no daba la talla y se fue al agua) y una corvinita como la mía de 1,5kg aproximadamente. Aitor tuvo una picada que le rompió el bajo y Oscar alguna que otra que no aprovechó.

Las siguientes derivas nos depararon una corvina de 2,8kg pescada por mi y otra lubinita por Miguel. Y todo esto sucedió en apenas 40 minutos. Luego, calma. Ninguna picada más. Cambiamos de zona pero tampoco tuvimos suerte.


Hablamos entre todos y decidimos salir a mayor profundidad en busca de estorninos, los cuales encontramos y nos depararon momentos muy divertidos.

Atún Rojo

Atún Rojo
Imagen capturada por Miguel