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miércoles, 14 de noviembre de 2007

Tiempo de Atunes


Nunca había salido a pescar atunes en una embarcación pero éste año ha supuesto para mi un cambio de rumbo en cuanto a las técnicas de pesca que empleaba y especies que perseguía en mis días libres. Nunca antes había pescado con señuelos blandos conocidos popularmente por vinilos y, éste año, lo he hecho. Nunca antes había pescado con señuelos metálicos y, éste año, lo he hecho. Nunca antes había salido a por atunes y, éste año, lo he hecho habiendo sido una experiencia tan grata que estoy con enormes deseos de que llegue la próxima temporada para continuar el aprendizaje en ésta, para nosotros, nueva técnica de pesca de atunes. La técnica empleada para pescar atunes no es otra que el jigging, o pesca vertical.

Se trata de una forma de pescar en la que también emplearemos señuelos artificiales. En éste caso son de metal y si hasta ahora pescábamos lanzándolos horizontalmente, ahora los lanzaremos en vertical. Es decir, pescando desde una embarcación, los dejaremos bajar hasta que toque fondo, o hasta alcanzar una profundidad en la que estimemos haya peces.

Estos señuelos son conocidos como metal jigs y en el mercado los encontraremos en distintos pesos, tamaños, colores, marcas y precios. Los más llamativos son los que nos llegan desde tierras orientales pero, también, son los más caros. Normalmente, no vienen provistos de ningún tipo de anzuelo ni triple por lo que nosotros mismos deberemos de ponérselos. Para evitar los enrroques en las rocas del fondo, evitaremos utilizar los triples y nos inclinaremos por utilizar anzuelos simples montados sobre una cuerda o trenza que a su vez irá sujeta al metal jig mediante un lazo, o montándole un arito cerrado que se unirá al jig mediante otro arito pero, esta vez, abierto. A ésta clase de montaje de anzuelo se le llama Assist Hook.

Bueno, una vez que nos hicimos con un equipito adecuado para ésta técnica y tuvimos la ocasión salimos a la mar. Como en otras ocasiones nos juntamos Danel (el patrón de la embarcación), Miguel, Manolo, Oscar y yo (esta vez faltaba Iker). Salimos rumbo norte y llegados a un punto viramos hacia el oeste. A eso de las 9:00am vimos 4 embarcaciones que caceaban muy juntas y en estrechos círculos, cosa que nos extrañó y nos acercamos a ellos.

Lo que vimos es algo inenarrable. Una gran Atunes Rojos (Cimarrones) comiendo y saltando en superficie. Está fue la señal para que todo el mundo se despertara del amodorramiento que nos había metido durante el trayecto hasta allí. Todos cogimos nuestras respectivas cañas de jigging, que desde puerto venían con su metal jig montado, y nos colocamos en posición de lance. Impacientes esperábamos que el patrón diese el visto bueno para empezar con los lances. La espera se hacía interminable, más viendo los numerosos saltos a apenas una decena de metros de la embarcación.

Manolo

Una vez que el patrón dio la señal, todo fue un enorme ajetreo. Uno, dos, tres, hasta cuatro cañas enganchadas con el mismo número de peces. Bonitas peleas durante las cuales era habitual que las líneas se cruzasen entre ellas. Los nervios del comienzo dieron paso al cansancio posterior. La jornada se saldó con más de medio centenar de piezas cobradas que, en su totalidad, fueron devueltas inmediatamente a su medio natural. Fue algo asombroso ver como las embarcaciones que caceaban por los alrededores no tenían ninguna picada y cómo nosotros apenas teníamos un par de minutos para descansar. Tuvimos algunas roturas de bajos de línea por rozaduras con la embarcación, algún que otro nudo mal hecho pero, en general, el balance final fue más que notable.

Miguel

Las novatadas las tenemos que pasar y, además, es la mejor forma de aprender. En la siguiente salida hubo menos roturas.

Danel


Oskar

viernes, 26 de octubre de 2007

¡Viva San Fermín!


El 14 de julio, Iker, su hermano y yo nos embarcamos en la Beneteau Ombrine de Iker y junto a Danel, Miguel y Manolo que iban en la de Danel, fuimos a disfrutar de la que según se intuía iba a ser una espléndida mañana veraniega.

Todos ellos, para empezar, habían echado mano de los señuelos blandos ya que habían demostrado otra vez su efectividad al pescar Alberto una corvina de 10kilos. Yo, para variar un poco, empecé por los paseantes.

Después de varias derivas sin tener tan siquiera un toque o ver ningún ataque en superficie, habiendo transcurrido aproximadamente una hora desde el inicio de la jornada de pesca, cambié los paseantes por un Mother Worn de la casa Madness de 6”. Éste vinilo lo monte sobre un Lip Weight de Storm de 20 grs e inicié los lances. La caña era una Sakura Shukan de 2,33m., para señuelos de entre 10-30grs., al que monté un carretito Daiwa Tierra 2500 con trenza de 15libras Tuf LineXP y un bajo de 1,5m. de fluorocarbono 0,33mm..

La primera deriva que hicimos desde que puse el vinilo no tuve picada pero al poco de iniciar la segunda deriva noté el tirón inconfundible de que algo había mordido mi engaño. Eran las 8:00 horas de la mañana, fiestas de San Fermín y hora del txupinazo que dá salida a los toros del encierro diario.
Al principio, no noté que fuese nada especial por que no sacó línea, parece que nadó paralelo al barco y eso fue lo que nos engañó. Al poco, empezó torcer mucho la caña y a sacar mucho hilo. Cuando paraba en sus embestidas, bombeaba y recuperaba línea.

Así estuve durante unos 15 minutos que fue el tiempo que tardó en darse por vencido.



La alegría me invadió cuando vi que Iker lograba meterlo en el salabre que ésta vez parecía hasta pequeño para semejante pieza. Tenía 10,5kg. en el metro nueve centímetros que midió y su último destino fueron los fogones de la Sociedad en la que nos juntamos y lo degustamos una buena cuadrilla de pescadores. El menú consistió en un Carpaccio de atún, rissoto de hongos y corvina, todo regado con buen vino, buen ambiente y humor.


miércoles, 24 de octubre de 2007

La mágia de los vinilos


Siempre sentí la tentación de probar que tal se me daba la pesca de la lubina con señuelos blandos, los llamados popularmente "vinilos".

A primeros de éste año 2007 me compré un equipo adecuado a ellos e inicié la aventura. Mi amigo Iker también se lanzó de cabeza a pescar con ellos y no pasó mucho tiempo para que nos empezaran a dar sus frutos. Fue Iker quién empezó a sacar las primeras capturas con ellos. Fueron capturas sin mucha importancia, unas cuantas lubinetas, pero a partir de entonces nuestra confianza en ellos aumento considerablemente. Un día, a finales de abril, la mar nos deparó una grata sorpresa. Después de estar durante una hora tratando de engañar alguna lubina con paseantes puse un vinilo y una bonita corvina no pudo resistir la tentación de morder un Sand Eel de 15cm. montado sobre un Lip Weight, ambos de la casa Storm, que al moverlo con suaves tironcitos parecía que cobrase vida.


Media hora más tarde, otra puso a prueba al amigo Oscar "abixón". Oscar y Manolo pescaban desde otra embarcación y, desde la nuestra situada a una treintena de metros, pude contemplar la picada que tuvo Oscar. En ése primer ataque no se enganchó el pez pero, veinte segundos más tarde, sí que lo hizo y pudimos contemplar durante unos breves segundos cómo se doblaba la caña de Oscar. Fue visto y no visto porque cuando Oscar recuperó línea pudo comprobar que el pez le había enderezado la "grapa" que utilizaba para cambiar rápidamente los señuelos.

A partir de ése día, los vinilos nos han deleitado con algunas hermosas capturas y nos hemos enganchado a ellos casi más de lo que estamos a los señuelos duros.

Atún Rojo

Atún Rojo
Imagen capturada por Miguel