¡Apareció la desaparecida!

Después de mucho tiempo sin pisar mis queridas rocas, sin ir a pescar desde orilla (cada vez me estoy volviendo más vago), Manolo y yo decidimos hacerlo el sábado. Planeamos ir a un rinconcito divino pero no pudimos hacerlo porque en ella estaban pescando un par de pescadores a fondo y no teníamos ganas de molestarlos.

En todos los accesos a las distintas zonas había coches de pescadores aparcados. Aquello más se parecía a un día en el que hay un concurso de pesca que a un día normalito.

¡En fin! A veces, las cosas hay que tomarlas como vienen e improvisar. Nos fuimos a la segunda zona a la que teníamos pensado ir y creo que acertamos.

Una vez en el pedrero, vi los desastres que había producido el temporal del pasado enero. Las terribles olas de aquel temporal habían cambiado el aspecto y la configuración de la zona. Habían llegado hasta el cercano pinar y habían arrancado los situados a primera fila. Terribles rocas movidas de sitio, otras partidas en dos, habían desaparecido los pasos que usamos para desplazarnos de un sitio a otro, aludes, .......

Después de una breve charla, Manolo se situó encima de una roca y yo en otra a escasos 30-40 metros de él. Él se decidió por un paseante y yo lo hice por un Daiwa Shore Line Shirer de 17cm. color sardina.

Empezamos la sesión de lances y al cabo de no más de una docena de ellos, desde mi atalaya, vi como una bonita lubina se abalanzaba sobre mi señuelo y lo mordía a escasos 3m. de la orilla. Justo entre la poca espuma que generaban las olas de no más de 0,8m. al romper con las rocas de la orilla. El freno lo tenía más apretado de lo que acostumbro y la pelea fue breve. Se trataba de una bonita lubina de 1,6kg. y 56cm.

Mi compañero de pesca me empezó a protestar diciendo que lo había situado en el sitio malo. Bueno, los sitios malos son todos cuando a pesar de intentarlo no consigues pescar. En ése mismo sitio, ésa misma roca donde él se situó he sacado algún "tablón" que otro, como a él gusta llamarlas. El sábado no fue su día y solo le queda aguantar. Ya le llegará su día.

Seguimos con los lances, teniendo Manolo su oportunidad pero sin llegar a rematar. Un ataque en superficie sin que llegara a morder el señuelo. Cambio de señuelo por parte de Manolo, decidiendo poner un minnow.

Tras 15 minutos de lances, tuve otra picada y otra lubina salió volando hasta ponerla en zona seca. Esta vez era menor. Se trataba de una de 42cm. y que, tras desanzuelarla y sacarle la foto correspondiente, "voló" nuevamente a su medio.

Cambiamos de puestos varias veces más y cambiamos de señuelos pero ya no tuvimos más picadas. A las 10:30am. nos largamos para los coches y, luego, para casa a cumplir con nuestras obligaciones.

La mañana había resultado provechosa y divertida. Otro día tendremos más tiempo y esperemos que tengamos la misma o mucho mejor suerte que éste último sábado.