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martes, 17 de marzo de 2009

¡Verdelada por doquier!


Con tiempo claro, calorcito, viento en calma y la mar con mar de fondo en torno a 1m., al amanecer del sábado emprendimos una nueva aventura a bordo del Lau-teilatu. En él íbamos el trio "calavera" (Miguel, Manolo y yo). La misión, dar de una puñetera vez con la reina de nuestros mares. O sea, la lubina.

La cubierta de la embarcación estaba inundada de armamento ligero, medio y pesado. Cañas, carretes y señuelos de todas clases, medidas, potencias y colores. Todo como previsión a la falta de lubinas ya que, si ésta se ausentaba a la cita, nuestro plan "B" era ir en busca de abadejos, pargos o dentones a fondos del entorno de los 100m..

Llegados al "bajo" elegido para tentar las lubinas, lo primero que hicimos fue dar con un banquito de "pez pasto". Rápidamente nos pusimos en marcha y cada uno lanzó un señuelo distinto en busca del "premio". Miguel creo que eligió un pequeño metal jig y Manolo y yo nos decantamos por los vinilos. Él por un Rolling Stick de Xorüs montado sobre una cabeza Mother de Decoy y un Megashad de Flasmmer de 15cm. por mi parte.

Allí estuvimos más de una hora y media, haciendo derivas más o menos largas y pasando por encima del bajo y de distintos bancos de peces pasto sin tener ni tan siquiera una sola picada. Cambiamos una y otra vez de señuelo tratando de dar con el que te pudiese dar el tan ansiado trofeo. Pero...., o no había ninguna lubina por los alrededores, no dimos con el señuelo adecuado o no supimos engañar a las que allí hubiera. Y lo peor de todo fue que todas las previsiones de buen tiempo con calma de viento que las distintas webs meteorológicas pronosticaban para ése día se vinieron abajo porque empezó a soplar algo más que brisilla e hizo que la mar se encabritase y se llenase de los típicos "borreguitos" de cuando hay marejadilla alta.

Cambiamos de zona y nos acercamos más a la costa. Exploramos un par de zonas sin éxito y decidimos salir hacia aguas más profundas para poder divertirnos algo pescando caballas ya que el plan "B" también se había ido "al carajo" con el cambio de aspecto, a peor, que había experimentado la mar.

Cuando llegamos a los 50m. de profundidad, la sonda empezó a pitar y a señalar contínuas manchas de peces a los que primeramente no hicimos mucho caso. Luego, por uno de los lados de la sonda apareció la primera gran mancha, momento que aprovechamos para parar la embarcación y lanzar los pequeños metal jigs para abajo en busca de las voraces caballas.

No pasó mucho tiempo antes de que se produjeran las primeras picadas. Una tras otra, las caballas fueron sacadas del agua y, viendo su pequeña talla, fueron devueltas a su medio con la consiguiente alegría de éstas. Alguna hasta se fue saltando por encima de la superficie durante largo rato antes de desaparecer en las profundidades.


Como eran pequeñas nos movimos hacia aguas más profundas en busca de las grandotas. De vez en cuando nos parábamos, lanzábamos los jigs y, tras comprobar que seguían saliendo las pequeñas, re-emprendíamos la ruta.


Así, con contínuas paradas de comprobación, llegamos hasta los 85m. de sonda y seguían saliendo pequeñas. Nos dimos por vencidos y, viendo que estábamos en medio de una invasión de pequeñas caballas, emprendimos el regreso para casa. Tan solo habíamos conseguido pescar una decena de caballas de buena talla. Todas las demás fueron de talla pequeña y, al decir pequeñas, me refiero a medidas de entre los 25 y 35cm.


Probamos toda clase de señuelos con las caballas y funcionaron todos. Hasta a Manolo se le ocurrió poner tan solo una cabeza plomada sin vinilo, ni plumas, ni pelo, y las caballas la mordían. No dejaban que los metal jigs ni las cabezas plomadas ni los vinilos alcanzasen los 10 metros de profundidad. Son tan voraces que los mordían a la bajada quedandose enganchadas ellas solas.

El domingo, Manolo y yo, quisimos salir a pescar sargos pero el amigo Piper (el de la cofradía) nos la lió y, al final, salimos a la mar en el Lau-teilatu. Otra vez fuimos con la intención de pescar lubinas pero acabamos, como el sábado, pescando caballas. Tan solo el día varió por la visita que nos hizo una gran aguja que no se contuvo por el atractivo de un vinilo y la mordió vorazmente.




Resumiendo, verdelada a gogó y seguimos esperando que las lubinas se acerquen por nuestras aguas.

Paciencia y hasta otro día. Cíao.

4 comentarios:

Manel dijo...

Hola,por lo menos os entreteneis con otras especies que por aqui y desde costa si no hay lubinas hay poco donde elegir.
Un saludo.

Santi dijo...

Así es Manel. Podemos embarcar y salir en busca de otros peces para divertirnos pero lo mismo se nos puede volver en nuestra contra.

No suele ser rara vez que salimos a pescar embarcados y regresamos bolos, mientras que los que se han quedado en la costa han tenido más suerte que nosotros y han dado con las ansiadas lubinas o sargos.

S2.

Anónimo dijo...

Santi, como me gusta leerte, jejejejeje.Para ti y los que te rodean, un travieso abrazo.

Santi dijo...

Yo también me alegro de leerte y ver que nos visitas, Sr. "Caféconleche". je, je, je, je, je........

Recuerdos por ahí, para todos los tuyos y para los amigos palometones. ¿ha salido el campanu mediterraneo? En Asturias sí que ha salido.

ciao

Atún Rojo

Atún Rojo
Imagen capturada por Miguel